San Gregorio Atlapulco es un pueblo que precede a la imposición del orden colonial europeo. Es un ‘barrio’ de la Ciudad de México caracterizado por su relación con la tierra y el agua y su conocimiento de las plantas y animales que han sido fundamentales para el centro imperial de México desde los días mexicas hasta el orden neoliberal.
Días antes del terremoto de 2017, la lluvia 'ablandó' la tierra, lo que la hizo vulnerable a las vibraciones sísmicas. Más de 300 hogares se volvieron inhabitables. La mayoría de los daños no se debieron a edificios defectuosos, sino a socavones provocados por la 'suavidad de la tierra'. El nivel de los canales de agua, característicos de este pueblo, disminuyó, una señal que preocupó profundamente a los habitantes de Atlapulco.
'Cuando ocurrió el terremoto de 1957, yo era muy pequeño y no recuerdo bien lo que pasó. Pero en 1985 fue más grande y recuerdo que hubo mucho daño en la ciudad. Pero este terremoto de 2017, este fue muy fuerte aquí en San Gregorio. Mi casa fue muy dañada aquí [sic] y están trabajando en la demolición. Mientras tanto, he estado con algunos parientes, pero me gustaría tener mi casa de nuevo.'
Este pueblo, desde los esfuerzos de redistribución de tierras de la Revolución Mexicana en 1922, ha tenido dos regímenes muy diferentes de 'propiedad' de la tierra: ejidal (tierra común para uso social) y privada. Dicho arreglo ha sido severamente comprometido por el avance de la propiedad privada a finales del siglo XX. Aquí, las chinampas (parches de tierra artificiales y flotantes utilizados para cultivar alimentos) han sido históricamente la forma en que la vida es sustentada por las personas que viven aquí. Recientemente, también, con el creciente problema de la escasez de suministro de agua en la Ciudad de México, el agua que da forma a la vida de la gente de San Gregorio está siendo extraída para abastecer a vecindarios más ricos.
Atlapulco había sido considerado un lugar muy productivo que cultivaba lechuga, col rizada, verdolaga, brócoli, chile chicuarote, epazote, espinaca, calabacín y otras legumbres y verduras. Del mismo modo, se considera un centro importante para festividades como el Día de Muertos, el Día de la Candelaria y la fiesta patronal de San Gregorio Magno.
Las cosas cambiaron considerablemente después del terremoto. La mayor parte de la producción de ese año se perdió. Debido a la movilidad impedida, muchos de los productos que no se perdieron no pudieron llegar a sus consumidores. Las futuras cosechas estaban en peligro por el bajo flujo de agua en los canales.
Comenzaron a aparecer socavones y no solo por la lluvia combinada con los terremotos. Las autoridades federales en México habían comenzado a extraer agua de San Gregorio y usarlo como alcantarillado para satisfacer las necesidades de agua y eliminación de desechos de otras partes de la Ciudad de México. No está claro cuál fue el papel de esta extracción poco documentada y opaca como consecuencias del terremoto de 2017. Si la extracción continúa, aparecerán otros socavones y los niveles de agua disminuirán aún más, haciendo imposible la agricultura.